La etapa de transición entre la era industrial y la postindustrial , ha sido tan discutida que no nos hemos dado cuenta de que estamos pasando a la era de la postinformación. La era industrial, nos legó el concepto de la producción en masa, con economías basadas en una producción realizada con métodos uniformes y repetitivos, en cualquier espacio y tiempo dado. La era de la información, nos mostró la misma economía de escala, pero con menor énfasis en el espacio y en el tiempo. En el futuro, la fabricación de bits podría llegar a realizarse en cualquier lugar y en cualquier momento.
En la era de la información, los medios masivos crecieron y, al mismo tiempo, se achicaron.
En la era de la postinformación tenemos un público unipersonal, todo se hace a pedido y la información está personalizada al máximo. Una suposición muy difundida es que la individualización es la extrapolación de la sectorización se va de un grupo grande a uno más pequeño y de ahí a otro más pequeño aún, hasta que, por último, el destinatario es un; sólo individuo. En cuanto se conocen mi dirección, mi edad, mi estado civil, mis ingresos, la marca de mi automóvil, el tipo y volumen de mis compras, mis hábitos y mis impuestos, estoy atrapado: me transformo en una unidad demográfica constituida por una sola persona.
Esta línea de razonamiento deja de lado, por completo, la diferencia fundamental entre sectorización y digitalización. En la digitalización, yo soy yo, y no un submúltiplo estadístico. Ese yo incluye información y circunstancias que no tienen significado demográfico o estadístico. Pero toda esa información sobre mí, determina los servicios informativos que me gustaría recibir.
La verdadera personalización se está aproximando, tiene que ver con la relación a través del tiempo: máquinas que comprenden al individuo con el mismo grado de sutileza que esperamos de otro ser humano, incluyendo manías y hechos que constituyen nuestras vidas.
LUGARES SIN ESPACIO
La era de la postinformación anulará las limitaciones geográficas, nos hará cada vez más independientes del hecho de tener que estar en un lugar específico, en un momento determinado, incluso, la misma transmisión de lugares geográficos pronto comenzará a ser posible.
En el futuro, dispondremos de la tecnología de comunicaciones y de realidad virtual que permitirá cosas impensables, el concepto de "dirección" cobrará un nuevo significado, dado que será posible vivir y trabajar en una o varias locaciones geográficas distintas.
LA ASINCRONICIDAD
Históricamente, las formas de comunicación asincrónica, como escribir cartas, solía ser un medio de comunicación más formal y menos espontáneo. Esto está cambiando con la aparición del correo vocal y de los contestadores automáticos.
Las ventajas del correo de voz es principalmente, el proceso on-line, que permite el desfasaje de la comunicación en el tiempo.
El correo electrónico es un medio asincrónico y legible por computadora, los agentes de interfaz utilizarán esos bits para priorizar y entregar los mensajes de manera diferente.
PEDIR DE ACUERDO CON LAS NECESIDADES
La vida digitalizada incluirá muy pocas emisiones en tiempo real. A medida que las transmisiones se vayan digitalizando, los bits no sólo podrán ser transferidos con gran facilidad en el tiempo, sino que no hará falta que sean recibidos en el mismo orden o en la misma proporción en que serán consumidos.
La información “a pedido" dominará la vida digitalizada. Pediremos, de manera implícita o explícita, aquello que queramos, en el momento en que lo queramos. Este requerirá reformular el concepto de todas las programaciones financiadas por publicidad.
En los futuros medios digitales se utilizará más el criterio de pagar por lo que se recibe con un método más similar al de los diarios y revistas donde se comparten los costos con los anunciadores. Habrá rotundos fracasos y grandes éxitos. Las empresas de medios se jugarán mucho más que hoy pero habrá apostadores menores, que se jugarán menos pero recibirán parte de la participación de la audiencia.
Lo central del horario central será la calidad a los ojos de la audiencia y no una enorme masa de potenciales compradores.
Negroponte, Nicholas. Ser Digital. Buenos Aires, Atlántida. 1995. Diario Clarin, Suplemento Capitulo 13
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